El atentado del Casino Royale: la tragedia que no se olvida

La tarde del 25 de agosto de 2011 se vivió en Monterrey un verdadera historia de terror, que representó uno de los momentos más álgidos de la crisis de inseguridad que azotó a nuestra ciudad y el resto del país: el ataque contra el Casino Royale.

Una verdadera pesadilla

Esa tarde parecía ser una como cualquier otra, sin embargo a partir de las 15:48 horas algo comenzó a suceder en Monterrey, pues una columna de humo empezó a ascender, observándose a varios kilómetros de distancia.

Muchos pensaban que se trataba de un incendio más (acababa de terminar la canícula y seguía haciendo mucho calor) y sí, sí se trataba de un incendio, pero este no fue uno como otros.

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En esos momentos se acababa de consumar una barbarie: un grupo perteneciente al crimen organizado llegó a la entrada del Casino Royale, localizado en la avenida San Jerónimo, a unos cuantos metros de Gonzalitos, y roció gasolina en la entrada y prendió fuego, para después darse a la fuga.

Algunos clientes alcanzaron a escapar entre el humo, pero por desgracia otros no pudieron y quedaron atrapados.

Los cuerpos de emergencia llegaron de inmediato y pusieron todo el empeño para controlar el fuego y para sacar a la mayor cantidad de personas que se habían quedado en el interior.

Con el pasar de las horas la tragedia fue tomando forma: hubo un saldo de 52 muertos, una de las víctimas estaba embarazada.

¿Qué ha pasado tras la tragedia

Después se hizo una “guardia de honor”, estando presente el Presidente Felipe Calderón, el gobernador Rodrigo Medina y otras autoridades.

Las investigaciones arrancaron y confirmaron que se trató de una acción del crimen organizado luego de que el dueño del lugar se negó a pagar el famoso “cobro de piso”.

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Algunos de los responsables fueron detenidos, pero es fecha que no todos han sido sentenciados, incluso hace una semana se acaban de cumplimentar tres órdenes de aprehensión en contra de algunos de los implicados.

Pero también se comprobó que el Casino Royale no cumplía con medidas de seguridad, específicamente en cuanto señalamientos, rutas de evacuación y salidas de emergencia.

El Casino obviamente no volvió a abrirse y quedó con el tizne de las llamas, como recuerdo de uno de los pasajes más oscuros que se han vivido en el país.