El campamento del Ejército de Estados Unidos en NL de 1846

En septiembre de 1846 se vivieron algunos de los días más duros y tristes para la Zona Metropolitana de Monterrey y para el país enteros: la Invasión de Estados Unidos.

La Intervención estadounidense y la Batalla de Monterrey

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Este conflicto bélico surgió ante las intenciones expansionistas del vecino país, el cual tenía años intentando adueñarse de terreno mexicano hasta que las tensiones crecieron y terminaron por declararle la guerra a nuestro país.

Así, las fuerzas armadas estadounidenses, al mando el afamado general Zachary Taylor (quien ocupó la Presidencia de Estados Unidos años después), llegaron a la Sultana del Norte entre el 18 y 19 de septiembre del año mencionado con la finalidad de tomarla y seguir su avance hacia el centro de México.

La batalla fue intensa y sangrienta, terminando con la rendición de las fuerzas mexicanas y la toma de Monterrey por el Ejército de Estados Unidos.

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El campamento del Ejército de Estados Unidos se ubicó en la Colonia Futuro Nogalar

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En este sentido, hay un dato de gran relevancia histórica que pocos conocen, relacionado con el campamento del Ejército de Estados Unidos en Nuevo León.

Y es que se tiene comprobado dónde se instalaron las fuerzas armadas del vecino país en la ciudad, espacio en el que incluso se creó un cementerio para sus elementos, se trata del lugar en el que ahora se encuentra la Colonia Futuro Nogalar y parte de algunas colonias aledañas.

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En efecto, historiadores han podido establecer que el antiguo bosque del Nogalar o de Santo Domingo fue el espacio en el que montó su base el ejército invasor conformado por cerca de 5 mil soldados.

La elección de este lugar tiene mucho sentido: tras recorrer muchos kilómetros por tierra desértica se toparon con una zona semiboscosa con mucha sombra gracias a enormes nogales y encinos y a la presencia de riachuelos, lo cual representaba prácticamente un oasis para los estadounidenses.

Era tan vasto el terreno ocupado en El Nogalar, que el cementerio construido por y para los soldados estadounidenses era de grandes proporciones, delimitado por grandes muros de sillar, según algunas memorias señaladas por historiadores.

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Y es que hay que tener en cuenta que en ese entonces era impensable repatriar los cuerpos en medio de la guerra.

En 1848 terminó la ocupación, el Ejército estadounidense se fue de Monterrey y pronto el campamento y el cementerio fueron borrados por completo; se dice que solo algunos cuerpos fueron exhumados y repatriados por familiares, aunque la mayoría quedaron en suelo nicolaíta.

Por desgracia también desapareció aquel enorme bosque en el que ahora solo hay casas, fábricas, calles y una plaza en la que quedan algunos de aquellos árboles centenarios que le dieron sombra al ejército invasor.