La historia del misterioso “avionazo” de la Sierra del Fraile

La mañana del miércoles 4 de junio de 1969 parecía ser una como cualquier otra para las 79 personas (72 pasajeros, cuatro sobrecargos, capitán, primer oficial e ingeniero de vuelo) que tomaron el Vuelo 704 de la compañía Mexicana de Aviación, sin embargo minutos después estaban por vivir una tragedia de grandes proporciones.

El vuelo en cuestión se realizó en un Boeing 727-64, matrícula XA-SEL y bautizado como el “Azteca de Oro”, el cual despegó del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México a las 07:00 horas con destino al Aeropuerto Internacional del Norte (hoy utilizado de manera secundaria).

Personajes importantes abordo

Carlos Madrazo
Carlos Madrazo

En este vuelo iban tres figuras que destacaban en la vida pública del país por diversas cuestiones.

Escuadron 201
Escuadrón 201, el capitán García Ramos en la parte inferior.

Por principio de cuentas, el capitán de la aeronave era el reconocido piloto Guillermo García Ramos, quien no solo contaba con muchas horas de vuelo (más de 15 mil), sino que también fue veterano de la Segunda Guerra Mundial, al ser miembro del célebre Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea que participó en esa disputa bélica.

Gracias a su valentía y entrega fue reconocido no solo por el Gobierno de México, sino también por el de Estados Unidos.

Rafael-Pelón-Osuna-ganó-ese-torneo-en-1963...-Fue-considerado-el-número-uno-del-mundo

Asimismo, entre los pasajeros se encontraba un destacado deportista de la época: Rafael “El Pelón” Osuna, tenista mexicano de alta envergadura que se colocó como el tenista número uno del mundo en 1963, además de haber ganado dos torneos de Wimbledon.

Y finalmente, en el avión iba un político de gran renombre en ese tiempo, el priista Carlos Madrazo, padre de Roberto, quien fue candidato presidencial en 2006.

carlos_alberto_madrazo_pri_mr.2e16d0ba.fill-800x400-c100

Carlos Alberto Madrazo Becerra fue gobernador de Tabasco y presidente del PRI, cargo desde el que buscó democratizar los procesos internos del partido, lo que lo volvió un político incómodo para muchas figuras tricolores, incluso para el presidente Díaz Ordaz.

La tragedia

avionazo

El despegue se dio de manera normal, sin ningún contratiempo. Los problemas comenzaron cuando la aeronave comenzó a acercarse al Aeropuerto de Nuevo León.

Durante la aproximación del avión, el capitán García se reporta con la torre de control del Aeropuerto del Norte y indicando que está todo en orden, aunque hay dos detalles.

Por un lado, torre de control informa que hay mal clima, específicamente llovizna y niebla.

Pero hay algo más: le informan al piloto que el radiofaro de Cienega no estaba operando por problemas de energía eléctrica, siendo éste una herramienta importante para poder aterrizar, aunque el piloto comenta que estaban teniendo interferencia de otro radiofaro, uno de los puntos más misteriosos de este caso.

Esto aunado a la densa capa de niebla complicaba de sobremanera la aproximación al aeropuerto.

“Monterrey a la vista, estamos en descenso”, fue el último mensaje que emitió el capitán García a torre de control, escasos minutos después se estrelló de lleno contra la Sierra del Fraile en el municipio de Abasolo.

Obviamente no hubo sobrevivientes.

La “verdad oficial” fue que se trató de un accidente, provocado por un error de la tripulación en la aproximación al aeropuerto, al dar un giro equivocado se enfilaron de manera directa contra la Sierra del Fraile, impactándose a las 08:03 horas.

Te recomendamos: El Túnel de El Obispado: ¿mito o realidad?

Misterios y sospechas

avionazo 100

En torno a este accidente surgieron grandes sospechas que indicaban que no se trataba de un accidente, sino de otra cosa.

Un atentado con explosivos, un sabotaje a la aeronave, engaño a la tripulación a través de señales equivocadas con un radiofaro, son solo algunas de las hipótesis que se manejaron.

Aunque se realizó un reporte oficial del accidente jamás se pudo explicar qué otro radiofaro es el que estaba emitiendo señales a los tripulantes, ni por qué dieron un giro repentino en su aproximación (tomando en cuenta el grado de experiencia del piloto), por qué la grabación de la comunicación entre el capitán y torre de control “se borró”.

A esto se suma el manejo que el Gobierno mexicano hizo del caso, lo cual daba la impresión de algo se estaba ocultando.

Este accidente se mantiene como el segundo más mortífero de la historia, después del ocurrido en 1986 en Michoacán, en donde murieron 167 personas.