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El letal tabaquismo de “tercera mano”

Para nadie es un secreto que el tabaquismo es fuente de problemas para la salud, no solo para los consumidores sino también para los llamados fumadores pasivos, sin embargo hay otro tipo de situación que afecta de gran manera la salud: el “tabaquismo de tercera mano”.

¿Qué es el “tabaquismo de tercera mano”?

Cigarrillo-y-humo

Por principio de cuentas hay que establecer qué es el tabaquismo de primer< y de segunda mano.

El primero de ellos se refiere a los efectos que recibe directamente el cuerpo del fumador al consumir el tabaco.

En tanto que el tabaquismo de segunda mano se refiere a los efectos que provoca el humo del cigarro en las personas que están alrededor, los llamados fumadores pasivos.

fumadores pasivos

Ahora bien, el tema que abordamos en esta nota, el tabaquismo de tercera mano, se refiere a los efectos en la salud provocados por los residuos del humo del cigarro que se impregnan en las superficies, incluyendo ropa y muebles, los cuales tiempo después de haber sido generados continúan causando problemas de salud.

Y es que estos residuos pueden impregnarse en el cuerpo de las personas a través del contacto con las superficies contaminadas.

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Por ejemplo, si una chamarra trae residuos de humo de cigarro y esta no ha sido lavada, los residuos de humo de cigarro se pueden impregnar en la piel de una persona que le dé un abrazo a quien porta esa chamarra.

Incluso los residuos contaminantes del humo de cigarro puede impregnarse por meses en las paredes de una casa.

El tabaquismo de “tercera mano” trae graves problemas a la salud, indica una nueva investigación

cine

Hace unos días se publicó en la revista científica Sciences Advanced una interesante investigación realizada en una sala de cine de la ciudad de Mainz, Alemania.

Dicho trabajo científico fue realizado por un grupo multidisciplinario de investigadores, encabezado por Drew Gentner, ingeniero ambiental en la Universidad de Yale.

El experimento consistió en medir los niveles de calidad del aire en dicha sala de cine, en la cual se ha prohibido de manera estricta desde hace 15 años el consumo de tabaco, tiempo suficiente para que estuviese ajena a los contaminantes propios del cigarro.

fumadores

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Para ello se utilizó un espectómetro de masas. La sorpresa vino cuando encontraron picos considerables de 35 productos químicos nocivos derivados del cigarro.

Ante este resultado se concluyó que los contaminantes registrados provenían de la ropa y superficies corporales de las personas asistentes a la función de cine. ¡Es decir, la ropa de los fumadores y su piel pueden contaminar espacios libres de humo!

Esta hipótesis se reforzó al encontrar que se presentaban concentraciones de contaminantes mayores en un 200 por ciento cuando se proyectaban películas aptas solo para adultos en comparación a cuando se presentaban películas aptas para toda la familia.

fumar tabaco

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Y es que obviamente los mayores de edad tienen mayores posibilidades de fumar o de relacionarse con fumadores.

Esta investigación abre un panorama poco considerado: los riesgos para la salud de las personas ante el tabaquismo de terceros, ante los contaminantes de humo de cigarro impregnados en las personas y sus ropas, sobre todo al estar en espacios cerrados.

Ahora lo que buscan los investigadores es determinar la gravedad del riesgo para la salud que esto conlleva.

El engaño de los cigarros electrónicos

El “boom” de los cigarros electrónicos surgió como una forma eficiente y saludable para dejar de fumar, pero este dispositivo está lejos de ser un aliado de la salud, señalan expertos.

Los cigarros electrónicos traen nicotina y otras sustancias dañinas

Contrario a lo que se piensa, los cigarros electrónicos sí contienen nicotina, la cual causa adicción.

También posee saborizantes, aditivos y dentro de esas mezclas se ha encontrado presencia de metales como el cromo, plomo, aluminio, hierro y cadmio, elementos que son considerados como carcinógenos, es decir, pueden producir cáncer.

Entre los efectos negativos que traen los vapeadores están irritación de la boca, garganta, tos seca, aumento en la frecuencia cardiaca y presión arterial, inflamación a nivel celular que pudiese provocar alguna enfermedad cardiovascular, como infartos cardíacos o cerebrales.

Asimismo, el European Respiratory Journal realizó un estudio en el que determinó que los vapeadores pueden favorecer la formación de bacterias causantes de neumonía.

Creciente consumo

La doctora María Angélica Ocampo, coordinadora de la Clínica contra el Tabaco y otras sustancias adictivas en el Hospital General de México, explicó que se han realizado varios estudios al respecto, con los que se han confirmado no sólo los perjuicios que el vapeo trae a la salud, sino también su creciente consumo.

“Son productos que se venden de una forma recreativa. Nosotros vamos a encontrar una promoción muy alta hacia los jóvenes. Vamos a encontrar diferentes tipos de cigarros legales o ilegales donde se están promocionando o tienen figuras y sabores para los jóvenes”, explicó la especialista.

En este sentido, el Instituto Nacional de Salud Pública indicó a finales de 2017 el uso del cigarro electrónico entre jóvenes subió de 10 a 30 por ciento, en tan solo 2 años.

¿Deberían ser regulados los cigarros electrónicos

Por su parte, Juan Zinser, presidente del Consejo Mexicano contra el Tabaquismo, señaló la necesidad de que exista una regulación en la venta de los vaporizadores, en la que se se implemente una campaña de información a los usuarios sobre los daños que trae a la salud.

“El sistema de salud y los profesionales médicos no lo recomiendan, ni aprueban su uso como tratamiento para dejar de fumar, mucho menos que sea de menor riesgo que fumar tabaco”, reclamó Zinser.

María Angélica Ocampo también se mostró a favor de la regulación de los vaporizadores, pero dentro del marco de la regulación del tabaco.

“No estamos en contra de que no se regule, pero debe ser dentro de las normas del tabaco. Aunque muchas personas que comercializan este dispositivo electrónico mencionan que no tiene nicotina, nosotros vemos claramente en estudios que se han hecho en Latinoamérica que sí contienen”, consideró Ocampo.